Marca registrada: Qué es y qué diferencias hay entre patentes y marcas
Cuando se crea algo nuevo con fines comerciales, hay que asegurarse de que ese diseño o ese producto esté convenientemente protegido frente a la copia. Ya que, si otra persona o empresa tiene acceso a ese artículo, puede replicarlo y aprovecharse del trabajo del autor original para copiarlo y comercializarlo en beneficio propio.
Para evitar esto se puede utilizar un recurso legal que registra ese producto o invención y acredita al creador. Entre estos recursos podemos diferenciar entre patente y marca registrada, dos procesos que son muy similares y que cumplen con la misma función, aunque son diferentes en lo que respecta a su aplicación.
¡Te contamos las diferencias entre estos dos conceptos para que lo tengas claro y puedas emplear el que sea más adecuado en cada caso!
¿Qué es una patente?
La patente es el proceso por el que se registra y se acredita al creador de un proceso o producto industrial, un invento o una máquina concreta. Esto quiere decir que nadie puede reproducir nada de ello sin el permiso o concesión del autor. Es este quien fija las condiciones bajo las que se puede reproducir ese objeto para fines comerciales o no comerciales.
Hay varios tipos de patentes según las características de lo que se quiere patentar. Se dividen en tres categorías:
- Patente de utilidad: Esta es la que ofrece protección frente a terceros sobre procesos industriales, máquinas, métodos de fabricación, productos concretos y otros artículos similares.
- Patente de plantas: Es la que protege el diseño a través de modificaciones genéticas de plantas y otros seres vivos. De esta manera, no se pueden clonar ni reproducir de forma completa o parcial sin permiso del titular de la patente.
- Patente de diseño: En este apartado se incluye el diseño ornamental, texturas, líneas exteriores y la estética de los productos registrados.
También podemos hablar de dos subcategorías, que protegen de manera más específica dos importantes aspectos de un nuevo producto o proceso:
- Patente de procedimiento: Protege el desarrollo de un procedimiento de producción o fabricación de algo que ya existe, pero del cual se mejora el proceso de fabricación con un nuevo método de producción.
- Patente de producto: En esta categoría se incluyen los resultados finales de un producto o un método de producción diferente al que ya existe.
Derechos del titular de una patente
Es el titular de una patente el que puede determinar quién puede o no puede utilizar el objeto de la patente y las condiciones de uso de la misma. Pero no solo puede autorizar a un tercero a usar esa patente, sino que puede venderla. De esa manera, la titularidad de la patente cambiará y será propiedad del comprador, previa contrapartida económica o cualquier otro tipo de acuerdo establecido entre las partes.
¿Se puede patentar todo?
No todo es susceptible de ser patentado. Aunque se desarrollen cosas nuevas, es posible que no se pueda patentar. Hay limitaciones sobre lo que se puede patentar, así que hay que tenerlo claro antes de acudir a un agente de patentes, o bien, dejarse aconsejar por uno de ellos para no intentar patentar algo que no se puede registrar. Estos son los supuestos en los que no se puede patentar algo:
- Métodos matemáticos.
- Teorías científicas.
- Métodos y reglas de una actividad intelectual.
- Obras literarias protegidas por derechos de autor.
- Seres vivos tal y como se encuentran en su hábitat, sin interferencia humana probada.
- Reglas y normas de un juego.
- Descubrimientos de sustancias naturales.
- Programas de software protegidos por derechos de autor.
Otra cosa a tener en cuenta es que las patentes se otorgan por un tiempo limitado. El plazo de concesión es de 20 años, pasados los cuales el invento o proceso protegido por esta pasa a ser de dominio público.
Tampoco se pueden patentar marcas, ya que, como vamos a ver a continuación, se trata de un procedimiento distinto.
Entonces, ¿qué son las marcas registradas?
Una marca es un elemento diferenciador de un producto que ya existe frente a otros fabricantes, creadores o productores. Es decir, aunque el producto se fabrique de manera generalizada, la marca define una diferencia sobre los demás. Como podría ser una marca comercial, que es diferente al resto de las demás que se fabrican en el territorio donde está registrada esta marca.
Esto quiere decir que no se concede una exclusividad sobre la fabricación o producción de un producto o un servicio, sino que se concede el uso de la marca para marcar la diferencia con el resto de productores. Es decir, separa el producto de otro similar que puede ser fabricado por otra empresa.
Las marcas tienen una limitación territorial, lo que quiere decir que el registro se debe gestionar de manera individual en cada mercado. Es decir, una marca registrada en España puede no estarlo en Francia o en Estados Unidos. Para realizar ese registro, el titular de la marca debe solicitarlo en ese mercado también.
Además, la marca registrada tiene una duración de 10 años; aunque en este caso es prorrogable y el titular puede continuar solicitando el empleo de la marca y los nombres de la marca protegida a través del tiempo, siempre y cuando no haya conflictos con otra similar que se imponga por delante de ella.
¿Por qué efectuar el registro de una marca nominativa y sus logotipos?
La marca es la cara visible de una empresa, de sus servicios y sus productos. Es necesario hacer el registro de la marca, el nombre y sus logotipos para proteger la imagen y la calidad ofrecida por estos. El usuario o comprador identifica a un producto, sus características, calidades y cualidades a través de la marca, así que es necesario que sepa que está adquiriendo exactamente lo que necesita.
El uso de la marca por parte de cualquier otra empresa o persona sería un fraude, ya que no se trata del mismo producto o servicio. Esto ofrece protección al titular de la marca y evita que cualquiera pueda utilizar esa imagen y nombre comercial para poner en el mercado productos similares, pero sin las garantías que ofrece la marca.
Una marca registrada no solo garantiza la calidad de un producto, sino que además garantiza el empleo de las políticas empresariales que la definen. Es decir, una marca que siga un riguroso proceso de fabricación sostenible, que realice servicios de una determinada manera y que aporte un valor extra en su actividad, lo transmite con ese nombre, logotipo e imagen asociada a ella.
En el caso de que haya una marca que haya hecho el registro después de la original y pueda crear confusión acerca del producto y todo lo relacionado con ella; se puede poner una reclamación en la agencia de registro de marcas e invalidar la más reciente para evitar confusiones por parte de los consumidores o usuarios.
Patentes y marcas registradas, una necesidad para protegerse de fraudes
Las patentes y marcas protegen todos esos bienes y procesos surgidos de la investigación o la puesta en el mercado de productos y garantizan que nadie puede usarlos en su beneficio sin permiso del titular.
No importa si se trata de un bien físico, un invento diseñado y producido por una empresa o un particular o una marca, un nombre comercial o un logotipo: es importante efectuar el registro en la oficina correspondiente, la de patentes o de marcas registradas y evitar problemas de copias, clonaciones o usurpación de la marca.
Cada proceso tiene sus características propias y debe de ser realizado por profesionales que conozcan bien las diferencias de cada uno de ellos y obtener el resultado adecuado en cada uno de los registros.
Hay que recordar que una cosa es la patente de un proceso industrial, objeto físico o similar y otra, el registro de una marca comercial. Aunque en ambos casos se protegen frente a un uso externo e inadecuado, se refieren a cosas diferentes y se gestionan de manera distinta.
Cualquier empresa o persona física puede acceder a cualquiera de las dos modalidades. Es totalmente recomendable hacerlo y no dejar al azar nada en la futura comercialización de esos bienes y servicios.
Las patentes y las marcas registradas no solo protegen al titular, sino también al usuario o al comprador, ya que siempre pueden confiar que la calidad y las garantías de esos productos y servicios van a ser siempre lo que esperan de ellos.
Si estás pensando en desarrollar un nuevo negocio o producto, ahora ya sabes cómo patentarlo. Y recuerda que en Cofidis encontrarás toda la ayuda que necesites. ¡No lo dejes pasar, ahora es tu momento!